La “G” de Google ya no es la misma. Tras 9 años sin modificaciones, el gigante tecnológico ha rediseñado su icónico logotipo, reemplazando los bloques de color sólido por un efecto degradado fluido que une sus cuatro colores característicos (azul, rojo, amarillo y verde). Este cambio refleja la evolución de la marca hacia interfaces más dinámicas, especialmente en productos con IA como Gemini.
El nuevo diseño, detectado primero en la app de Búsqueda para iOS, mantiene la tipografía Product Sans pero suaviza las transiciones cromáticas. Según expertos, esto responde a dos necesidades:
- Adaptarse a pantallas HD y móviles donde los degradados se renderizan mejor.
- Armonizar con la identidad visual de sus últimas innovaciones tecnológicas.
El cambio contrasta con el rediseño de 2015, cuando Google abandonó la serifa por una tipografía sans-serif y simplificó su icono. Ahora, la compañía da un paso hacia el diseño continuo, eliminando las fronteras entre colores como metáfora de integración tecnológica.

Aunque el cambio parece cosmético, expertos en branding como Chrome Unboxed lo consideran estratégico: “Los degradados transmiten fluidez, perfecto para una era dominada por IA y realidad aumentada”.
Evolución del branding digital: ¿Qué revela el nuevo logo de Google?
Este rediseño sigue la tendencia de simplificación 3.0 en tech:
- 2015: Minimalismo plano (eliminación de sombras).
- 2024: Degradados sutiles para profundidad sin peso visual.
Es el mismo principio aplicado al nuevo logo de Android (2024), que ganó volumen pero mantuvo limpieza.
Para Google, esto no es solo estética:
- Coherencia: Unifica identidad en hardware (Pixel), software (Gemini) y servicios.
- Flexibilidad: Optimizado para wearables, pantallas OLED y realidad mixta.
- Futuro: Prepara terreno para posibles integraciones con IA generativa.
Te puede interesar: “AI Mode”, la inteligencia artificial de Google en su buscador
Mientras esperamos que el cambio llegue a Gmail y Drive, este rediseño confirma una regla no escrita en Silicon Valley: cada década exige un refresco visual, incluso para los íconos más reconocidos.